Y te prometo que lo intento, o al menos que lo intenté, que no fue tan solo dejar de sentirte y caer en esta espiral que sólo consigue hacerme daño.
Te juro ahora, con la vista nublada pero la mente en firme, que no fue sólo derrumbarme y caer contra el suelo hecha pedazos.. Antes de todo eso luché y me mantuve de pie, batallé contra el temblor crónico de mis rodillas y peleé con las cicatrices de mis costillas hasta arrancarme el último aliento.
Porque de fuera puedes pensar que soy una idiota, una niñata de esas que beben para olvidar y se corrompen por diversión, quizá puedas pensar que lo que me sobra de alcohol me falta de falda, y que unos tacones son lo único que me levanta del suelo este autoestima que me sirve de escoba.
Que esta ansiedad me mata, joder, me quema las arterias y me hiela las pestañas, me paraliza la mente y la desemboto con lo único que me queda, porque tú ya no estás aquí.
Ni te tengo a ti, ni a tus besos o abrazos, no tengo tu calor por las mañanas como sustituto al aguardiente, no tengo tus roces tan intensos como el bramido del mar.
Que desde fuera puede parecer que me he dado por vencida, que me derrumbo por nada y que me es fácil llorar.. Pero te aseguro que si te subieras a mis tobillos, te darías cuenta de que mi debilidad nace donde acaba mi resistencia, en el fondo de todas las botellas vacías que sólo tengo lágrimas para rellenar.
Seguimos enfadándonos por estupideces, queriéndonos a veces. Al fin de cuentas,sería imposible seguir sin saber que estás aquí.
No me dejes, mi vida, no me dejes, que no puedo sin ti. No me dejes, aún no..
Ya ves, sigues siendo el primer pensamiento al despertar, un desgarro de mi alma sigue vivo en mí, que pasa el tiempo y no mis ganas. ¿Qué tal? Si quieres que te diga la verdad, no he dejado ni un segundo de pensar en ti, mi perfume es el aroma del último beso que te di, se me olvidaba que no volverías.. cuánto tiempo sin verte, no dejé de quererte, vivir con tu recuerdo no me es suficiente.
Subimos hasta el último piso y de ahí a la azotea, al principio me asusto, y empiezan los vértigos, él lo nota y me coge la mano. Nos acercamos al filo, y miramos desde allí toda la ciudad, sigo sin saber qué hora es pero por la cantidad de luces que hay, debe ser madrugada. Él me empieza a susurrar "¿Ves? aquí ya no llegan tus problemas, no son tan grandes." Me estremezco al notar su voz en mi oreja y su aliento en mi cuello."Cuando tengas un problema más grande que todo esto..." hace un gesto para abarcar toda la ciudad "... valdrá la pena que vuelvas a ese sitio."
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.
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