Aquel día,aquel 25..Precisamente a una hora concreta en todo el mundo miles de acontecimientos marcaban la historia de cada persona, una pedida de mano, un cumpleaños, una nueva vida, la primera borrachera, un sitio nuevo...¿Para mi?Un mensaje que cambió mi vida.
Ese día me había levantado perezosamente de mi cama como muchos otros, me dirigí a mi armario con la idea de coger alguna prenda al azar para comenzar el día que iba a marcar mi vida para siempre. La tarde transcurrió tranquilamente, el café del mediodía, las risas con mis amigas...pero esa noche fue diferente, un puto mensaje..nervios, un ligero sudor en las manos, mirada intranquila...y después de todo esto, una texto en el teléfono y con él una sensación en la barriga,un nudo en la garganta, un ligero acelerón en el corazón..Y así,a lo tonto,día tras día,llamada tras llamada,y una pregunta:
-¿Eres tú?
+Si, soy yo...
Y en ese instante en el que esas simples palabras salieron de mi boca comenzó todo, los te quiero que se quedaban en poco, las tardes enteras hablando, los te echo de menos y también los repentinos latidos acelerados y aquellos momentos de romanticismo...
Seguimos enfadándonos por estupideces, queriéndonos a veces. Al fin de cuentas,sería imposible seguir sin saber que estás aquí.
No me dejes, mi vida, no me dejes, que no puedo sin ti. No me dejes, aún no..
Ya ves, sigues siendo el primer pensamiento al despertar, un desgarro de mi alma sigue vivo en mí, que pasa el tiempo y no mis ganas. ¿Qué tal? Si quieres que te diga la verdad, no he dejado ni un segundo de pensar en ti, mi perfume es el aroma del último beso que te di, se me olvidaba que no volverías.. cuánto tiempo sin verte, no dejé de quererte, vivir con tu recuerdo no me es suficiente.
Subimos hasta el último piso y de ahí a la azotea, al principio me asusto, y empiezan los vértigos, él lo nota y me coge la mano. Nos acercamos al filo, y miramos desde allí toda la ciudad, sigo sin saber qué hora es pero por la cantidad de luces que hay, debe ser madrugada. Él me empieza a susurrar "¿Ves? aquí ya no llegan tus problemas, no son tan grandes." Me estremezco al notar su voz en mi oreja y su aliento en mi cuello."Cuando tengas un problema más grande que todo esto..." hace un gesto para abarcar toda la ciudad "... valdrá la pena que vuelvas a ese sitio."
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.
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