Seguimos enfadándonos por estupideces, queriéndonos a veces. Al fin de cuentas,sería imposible seguir sin saber que estás aquí.

No me dejes, mi vida, no me dejes, que no puedo sin ti. No me dejes, aún no..

Ya ves, sigues siendo el primer pensamiento al despertar, un desgarro de mi alma sigue vivo en mí, que pasa el tiempo y no mis ganas. ¿Qué tal? Si quieres que te diga la verdad, no he dejado ni un segundo de pensar en ti, mi perfume es el aroma del último beso que te di, se me olvidaba que no volverías.. cuánto tiempo sin verte, no dejé de quererte, vivir con tu recuerdo no me es suficiente.
Subimos hasta el último piso y de ahí a la azotea, al principio me asusto, y empiezan los vértigos, él lo nota y me coge la mano. Nos acercamos al filo, y miramos desde allí toda la ciudad, sigo sin saber qué hora es pero por la cantidad de luces que hay, debe ser madrugada. Él me empieza a susurrar "¿Ves? aquí ya no llegan tus problemas, no son tan grandes." Me estremezco al notar su voz en mi oreja y su aliento en mi cuello."Cuando tengas un problema más grande que todo esto..." hace un gesto para abarcar toda la ciudad "... valdrá la pena que vuelvas a ese sitio."
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que
nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

+Es que cuando estoy contigo se me olvidan las cosas. - Eso es malo. +No creas.

"Al día siguiente, cuando el reloj de la estación del Norte marcaba las cinco de la tarde, Martina descubrió a Igor en aquel banco desvencijado, justo donde la gran techumbre de hierro terminaba y las vías parecían abrirse en un gran abanico de hierro. Justo donde ella le esperó el día anterior.
Se dirigió hacia él sonriendo. Sus sospechas se habían confirmado totalmente. Durante todo el día no había podido apartar de su mente la idea de que Igor la estaría esperando en aquel viejo banco de la estación, a pesar de que no habían  concretado en modo alguno aquella cita. La estación del norte era la única pista de que disponía, el único nexo entre ambos, el único lugar que podía volver a unirlos.
-Hola
+Hola - Igor se levantó del banco.
-¿Qué haces aquí?
+Te esperaba.
-¿A mí?
+Claro.
-Pero.. no habíamos quedado. En realidad he venido porque.. pues no sé por qué he venido.
+Estaba seguro de que vendrías.
-¿Ah,sí?
+Sí.
-¿Y si no hubiese venido?
+Seguiría esperando.
-¿Hasta cuando?
+Hasta que llegases.
-¿Sabes una cosa?Yo también estaba segura de que te encontraría en la estación. Y no me preguntes por qué.
+No lo haré.."

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