Seguimos enfadándonos por estupideces, queriéndonos a veces. Al fin de cuentas,sería imposible seguir sin saber que estás aquí.

No me dejes, mi vida, no me dejes, que no puedo sin ti. No me dejes, aún no..

Ya ves, sigues siendo el primer pensamiento al despertar, un desgarro de mi alma sigue vivo en mí, que pasa el tiempo y no mis ganas. ¿Qué tal? Si quieres que te diga la verdad, no he dejado ni un segundo de pensar en ti, mi perfume es el aroma del último beso que te di, se me olvidaba que no volverías.. cuánto tiempo sin verte, no dejé de quererte, vivir con tu recuerdo no me es suficiente.
Subimos hasta el último piso y de ahí a la azotea, al principio me asusto, y empiezan los vértigos, él lo nota y me coge la mano. Nos acercamos al filo, y miramos desde allí toda la ciudad, sigo sin saber qué hora es pero por la cantidad de luces que hay, debe ser madrugada. Él me empieza a susurrar "¿Ves? aquí ya no llegan tus problemas, no son tan grandes." Me estremezco al notar su voz en mi oreja y su aliento en mi cuello."Cuando tengas un problema más grande que todo esto..." hace un gesto para abarcar toda la ciudad "... valdrá la pena que vuelvas a ese sitio."
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que
nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.

domingo, 23 de octubre de 2011

Dame el tiempo que no te haga falta..

Nunca me había dado por fijarme en ti. Siempre te consideré una persona más. Otra pequeña pieza de este puzzle llamado mundo. Ni siquiera sé por qué has empezado a llamar mi atención. Ocurrió hace varios meses... 
Tuve un mal día, todo se volvió gris, pero tú cual sol, despejaste las nubes y me permitiste ver el cielo. Hiciste que mi día se tornara de otro color. Un color rosa soñador, o quizá verde, sí, un verde esperanzado. Un color amarillo ilusión, un color rojo pasión o un color azul serenidad. Qué digo... Dibujaste en mi mirada el puto arcoiris. Me inundó una sensación nueva... Te miré a los ojos. Me miraste. Unos segundos de pausa, 2,3,4, no más, los justos, los necesarios. Me sonreíste. Te sonreí, me sonrojé y miré al suelo. Paf. Ya está. Fue el detonante que ha marcado estos días de felicidad en mi vida. Desde entonces me levanto cada mañana con un sonrisa esperando el momento en el que nos volvamos a cruzar y se repita en mi interior esa dulce sensación..



A veces odio, a veces amo, a veces vuelvo a equivocarme, cojo el móvil y otra vez te llamo,
a veces llamo y no contesta, y para qué decirte nada, si ya me sé la respuesta,
a veces todo te molesta, a veces no quiero ni recordar tu sonrisa..

No hay comentarios:

Publicar un comentario