Tocado y hundido.

No, no lo entenderiais. Nadie lo entiende nunca. Todos dicen que él no es para mí, que no se merece ni que le mire a la cara. Que no merece la pena, que no es como yo pienso. Que no le de más oportunidades porque no se las merece, que tuvo, no una, sino varias, y las perdió todas. Que deje de mirar cada cinco minutos si se ha conectado. Que no le conteste a los toques. Que no le dirija la palabra, que haga como que no me importa. Que mi sonrisa no debe depender de él. Que no le quiera. ¿Nadie, seguro que nadie en todo el puto mundo lo entiende?¿Que sin él no puedo ser yo? Y otro igual diría: Ojalá no le hubiera conocido. Pero es que es lo mejor que me ha pasado, que no quiero que su recuerdo desaparezca en la vida. Que puede que sea la piedra más grande del camino, y que ya me haya caído muchas veces, pero igual me quiero caer más, con la misma. La misma piedra de siempre. La misma risa musical de siempre. Y he tenido oportunidades mejores que él, yo lo sé. ¿Que no he sabido llevar mi vida? Es muy pronto para decirlo. Y, ¿sabéis? Creo que voy a hacer lo que yo quiera. Que voy a dejar tirado al mundo entero. Que, por una vez, quiero ser yo. Y si es con él... entonces, perfecto.