Si algo tengo seguro, es que nunca estamos seguros del todo de nada. Y yo la primera.Nunca he necesitado atención constante, ni besos a todas horas, preguntar si estoy bien cuando estoy mal, llamadas a la hora que sea, un solo aviso para recordar que continúa vivo.. nada. Y sigo sin necesitarlo.Pero cabe la posibilidad de que me hayas hecho un boquete en la enorme coraza de hierro cerrada al vacio y a prueba de metralletas; no me mola eso que dicen de dolor de corazón, mal de amor, agujero en el pecho... etc. No suena bien, y quiero que permanezca asi.Sin embargo, ultimamente me voy a la cama con esa sonrisa estupida, sintoma que muestran todos los corazones reventados a ostias antes del golpe. Y no me gusta nada ponerme a pensar en esta dependencia que me estás causando.Da miedo. Es como una droga, el lujo de hablar por hablar, aunque no nos interese una mierda lo que dice el otro. Y respirar tu olor..
Repito, da miedo.
Seguimos enfadándonos por estupideces, queriéndonos a veces. Al fin de cuentas,sería imposible seguir sin saber que estás aquí.
No me dejes, mi vida, no me dejes, que no puedo sin ti. No me dejes, aún no..
Ya ves, sigues siendo el primer pensamiento al despertar, un desgarro de mi alma sigue vivo en mí, que pasa el tiempo y no mis ganas. ¿Qué tal? Si quieres que te diga la verdad, no he dejado ni un segundo de pensar en ti, mi perfume es el aroma del último beso que te di, se me olvidaba que no volverías.. cuánto tiempo sin verte, no dejé de quererte, vivir con tu recuerdo no me es suficiente.
Subimos hasta el último piso y de ahí a la azotea, al principio me asusto, y empiezan los vértigos, él lo nota y me coge la mano. Nos acercamos al filo, y miramos desde allí toda la ciudad, sigo sin saber qué hora es pero por la cantidad de luces que hay, debe ser madrugada. Él me empieza a susurrar "¿Ves? aquí ya no llegan tus problemas, no son tan grandes." Me estremezco al notar su voz en mi oreja y su aliento en mi cuello."Cuando tengas un problema más grande que todo esto..." hace un gesto para abarcar toda la ciudad "... valdrá la pena que vuelvas a ese sitio."
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.
Y tenía razón, desde entonces, cada vez que tenía un problema subía a la azotea de mi edificio y desde allí me daba cuenta de que nada es tan importante como para volver a desear tanto acabar con todo como lo deseé yo aquel día.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario